domingo, 11 de noviembre de 2018

Fiesta

Ella mira por la ventana con un toque taciturno en los ojos. Lleva un rato pensando bien lo que va a decir, muchas veces ha sido tachada de loca y esta vez no quiere parecerlo. Toma una bocanada grande de aire y se decide a hablar.
—Ya casi es la fecha y no tengo nada listo, si no me ayudas no podré hacerlo bien. No me has dicho qué es lo que quieres que compre, ¿querrás dulces, juguetes, luces, adornos, pan, comida, flores,  bebidas? 
No hay respuesta. En verdad ella no esperaba recibir respuesta alguna. Últimamente ya no la espera.  Sólo que las ganas de escuchar una simple palabra de él la hace seguir hablando. Muchas veces ha creado la voz de él en su cabeza contestándole lo que quiere oír. Hoy no lo logra hacer.
No todos los días tiene la oportunidad de tener una reunión con él como la de esta noche. De hecho sólo una vez al año tiene este privilegio.
Ya tiene todo y piensa en que ojalá a él le guste todo lo que compró. Prepara un mantel, divide la mesa en secciones, ubica frágilmente cada objeto en su sitio; primero acomoda los adornos, acto seguido pone las luces y se asegura que estén firmes en su lugar, coloca el pan, la comida y las bebidas todas juntas en una esquina, toma las flores y esparce pétalos por doquier.
Se toma un segundo para observar cómo está quedando todo. Le gusta, pero siente que falta algo ¡la foto! Sabe qué le falta, pero que aun así no tiene cómo remediarlo, nunca obtuvo una foto de él.
El reloj marca las cero horas y como ya es tradición entre ellos, él debe de estar por llegar. Con un encendedor y prende todas las velas de la mesa, ahora sí todo está listo.

Ella toma un asiento en el sillón —es primero de noviembre— y espera cansada con la ilusión de que él disfrute por una noche lo que ella no pudo darle en una vida que no concibió. 

jueves, 2 de junio de 2016

“Hacer posible lo imposible respondiendo a los ciudadanos” Marco Rascón, un independiente a la Constituyente


Marco Rascón tiene un pie en la calle y otro en la cocina, sale a la calle a escuchar lo que dice la gente y regresa a cocinarlo con la experiencia que le ha dejado una vida de lucha. En febrero pasado renunció a su cargo como Coordinador Interinstitucional de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal para lanzarse como candidato independiente a la Constituyente de la Ciudad de México. Nada lo ata a los intereses partidistas (renunció junto con Cuauhtémoc Cárdenas el año pasado al PRD) ni empresariales, su restaurante Peces en la colonia Roma se presume como el único restaurante que no es de Carlos Slim, y ahora él se define como el único candidato que no pertenece al magnate de las telecomunicaciones.
Entre sus antecedentes se encuentra la Asamblea de Barrios, la cabeza de cerdo en la Cámara de Diputados, su trabajo como diputado federal por el PRD, la presidencia en el mismo partido del sol azteca, un maratón en la Ciudad de México, la fundación de diferentes medios de comunicación, y su exquisito paladar que le ha ayudado a enfrentarse con destreza ante los desazones de la vida y la cocina. 
¿Por qué es importante la Constituyente de la CDMX?
Porque es parte de un proceso que no se inventó ayer ni con este gobierno del Distrito Federal, ni siquiera en este siglo, sino que tiene que ver con debate histórico. El que siempre hayamos sido el Distrito Federal es relativo, porque en el artículo 44 de la Constitución dice que somos el estado del Valle de México, únicamente que nuestros derechos están suspendidos mientras sea la capital de la República, hoy se libera esto con la reforma política, se liberan los derechos sin dejar de ser la capital de la República. Ha habido una disputa, dentro de lo que ha sido el federalismo, porque hay una fuerza política que agrupa una cantidad de intereses políticos y económicos que de alguna manera han disputado lo que es la conducción de las decisiones en la capital. Una disputa que tiene que  ver con que no se gobierne desde el Zócalo, sino que se gobierne desde Toluca. Siendo el actual presidente de ese mismo grupo, ahora resulta que liberaron el acuerdo pero con una serie de candados para garantizar que sigan teniendo el poder para gobernar la capital.
¿Por qué te lanzas como candidato independiente? ¿Cuáles son tus propuestas?
La principal razón es porque tengo ese derecho, tengo posibilidades de ser un constituyente independiente y, lo más importante, es porque planteo la idea del futuro que no está siendo considerada. Para mí una constitución y lo que será la norma general que rija la Ciudad de México, es ver a la Ciudad hacia el futuro. Me interesa mucho el futuro de la ciudad. Para esto tengo una propuesta, que creo que es el eje central que modifica las relaciones del federalismo, del gobierno con las alcaldías (o como se vayan a llamar); y es que en lugar de aceptar este cerco que se le ha puesto a la capital con los municipios conurbados y que se han convertido en ciudades dormitorio, es que el 5 de junio de 2018 se puedan votar dos referéndums: el referéndum donde se acepte o decline la Constitución de la Ciudad de México, y un referéndum en cada uno de los municipios conurbados para decidir si forman parte del Estado de México o de la Ciudad de México. Necesitamos darle coherencia al territorio, a la zona metropolitana con la idea de hacia dónde vamos a crecer y cómo. Esto tiene que ver con cuatro aspectos fundamentales: el agua, la basura, el transporte y el trabajo; la sustentabilidad económica y financiera, la posibilidad de tener una visión clara respecto al futuro. Creo que me han repelido un poco los defensores de la Coordinación Metropolitana, que yo creo obsoleta, que no tiene dientes y que al mismo tiempo es el recurso que quiere fortalecer el PRI para seguir gobernando la Ciudad de México desde Toluca. Tú como Jefe de Gobierno o gobernante de la Ciudad de México tienes automáticamente un puñal en la garganta, si tú no te alineas a los intereses económicos, te cerramos la llave de la basura, el agua, el drenaje, el transporte, y tienes instantáneamente una cantidad de conflictos internos. El asunto es liberar ese poder, y librar esa disputa con distintas fuerzas que de alguna manera se han impuesto históricamente, nadie les ha puesto un alto y han hecho una división, un muro tipo Trump, entre lo que es el gran Valle del Anáhuac y los municipios.
En este momento la Ciudad ya se enfrenta, constantemente, a los problemas del agua, la basura y el transporte, ¿si agregamos esos otros municipios conurbados a la Ciudad, el problema no sería más grande?
No, por una razón. En esta idea del futuro el asunto es cómo se va a hacer esta composición. El  mapa del 2015 en la ciudad nos está diciendo claramente que incluso la pluralidad política va a aumentar, y si hacemos las alcaldías más chicas, tendremos alcaldías gobernadas por un independiente, con otros de Morena, otros del PRI, etcétera… Por lo tanto, lo que necesitas es una visión estratégica para el futuro estado. Yo creo que se tiene que considerar esa pluralidad en un esquema incluyente, para garantizar esa pluralidad dentro de un esquema de gobernanza. La Ciudad hacia el futuro, para cambiar esta situación, tiene que ser necesariamente una gran metrópoli policéntirca, es decir, tenemos que tener un gran centro económico-político entre lo que sería Ciudad Nezahualcóyotl-Iztapalapa, que están totalmente conectadas y absurdamente divididas por un muro. Si tú generas por los pueblos originarios, por la identidad territorial, una cantidad de alcaldías que van a ser en prospectiva gobernadas por distintas fuerzas políticas, ahí el tema es la visión desde la gobernanza y desde la ciudadanía, pero todos de alguna manera sintiendo la corresponsabilidad de lo que es esta gran visión estratégica, de lo que es sustentable para la ciudad en estos ejes que hemos platicado.
¿Pero existiría en realidad una pluralidad de ideas en sitios como Iztapalapa que han estado amarrados durante años a partidos muy específicos?
Esta Ciudad tiene un perfil de izquierda, un perfil que vino del oriente. Antes de haber ganado en el 97 el Distrito Federal, vino de la gran insurrección o de la gran insurgencia amarilla de Neza, Texcoco, Ecatepec, Chalco, Chimalhuacán, desde ahí viene la gran influencia, pero porque de ahí viene la gran fuerza laboral. Esta ciudad tiene una compulsa diaria, 6 o 7 millones, que vienen de los municipios conurbados. De pronto hay voces que dicen “¿por qué los del Estado de México vienen y nos tiran la basura a los chilangos?”, es porque aquí se genera entre los del Estado de México y los chilangos. Si lo vemos en términos de una disputa histórica de lo que son los recursos y las posibilidades, la Ciudad está cancelando sus propios futuros, por eso yo creo que el esquema político, el esquema constitucional tiene que tener claros todos esos tipos de visiones. No es una ciudad grandototota, sino un mosaico muy grande que tiene que tener como punto general lo que es la inclusión a la diversidad de los derechos. Hay una inconsistencia ahorita, el listado nominal de la Ciudad de México para la elección del Constituyente son 7 millones 400 mil, a nosotros nos pusieron 74 mil que es el 1%, esto quiere decir que sólo se está considerando el 88% supuestamente del censo del INEGI, a esto se suma que hay 6 millones que están censados en el Estado de México porque allá viven, pero tienen su INE en el Distrito Federal porque aquí están los derechos, aquí está la interrupción del embarazo, la ayuda para madres solteras, a la tercera edad, a Prepa Sí y al trabajo. Se hace una contradicción entre donde ganas el salario y donde lo gastas. Con esa pérdida económica brutal vamos a ser la primera capital del mundo que no tiene aeropuerto. Yo creo que tenemos que, más bien, buscar afanosamente que Ecatepec sea parte de la Ciudad de México, porque aquí está la fuerza económica y al mismo tiempo va a estar esto que va a ser un golpe brutal a los ingresos. Toda esa sustentabilidad la tenemos que ver en la perspectiva de los próximos 30, 40 o 50 años, y no puede estarse modificando sobre la base de los cambios partidistas, sino que tiene que estar plenamente garantizado como parte de una visión en conjunto. El punto de partida es que la posibilidad del progreso y de la sustentabilidad económica no es el presupuesto, no es la inversión a secas, es el valor del trabajo. La izquierda abandonó el concepto del valor del trabajo, el neoliberalismo destruyó el valor del trabajo del que la ciudad vive. Si tú ves la idea del valor del trabajo como el eje rector de la generación de riqueza, vamos a pasar a un capítulo más importante aún, que es cómo se distribuye esa riqueza. Una de las cuestiones estructurales más importantes a analizar para este pensamiento del futuro en la capital es la carta de los deberes y derechos de los ciudadanos: que tendría que considerar principalmente que los derechos de los niños están sobre los derechos de todos, es decir, si le vamos a apostar al futuro tenemos que cuidar a esta generación, tenemos que darles una norma dinámica donde apostemos la carne de esta propuesta a darles cultura, educación y sustentabilidad. Ese es el reto y la pasión a la que nos acerca esta posibilidad de una Constitución para la Ciudad, por eso los ciudadanos tienen que estar en la calle, tomando los espacios públicos para abrir el debate.
Hace un rato hablabas de las movilizaciones que nacieron de las fuerzas de trabajo, ¿existen todavía esos movimientos de las fuerzas laborales?
Creo que está muy cruzado por el clientelismo. A mí me parece que el clientelismo, el corporativismo, lo adoptó la misma izquierda como una forma de sustentar sus fuerzas en el gobierno. Para mí, con las manos libres y sin que se me ate a los acuerdos interpartidarios, puedo presionar sobre esta cuestión, aunque sé que numéricamente no va a cambiar la diferencia, pero cualitativamente puede ser que sí. Ahí hay un tema que tiene que ver con una fuerza como Morena, en su idea veto, es si va a terminar coincidiendo con el PRI; el PRI sabe que no puede tener mayoría, pero a lo que aspiran es a rebasar el 33% para poder negociar problemas fundamentales como el control de la capital sobre un gobierno con recursos intermediarios supranacionales basados en el centralismo, como la Coordinación Metropolitana, sobre la base del veto. Dentro de su cálculo, seguramente está que en el mapa político del 2015 puedan hacer ahora una Constitución a su manera porque la izquierda va dividida. Cuando se vulnera esta correlación de fuerzas y se centra que el pleito más importante para Morena es el PRD, le están haciendo el trabajo al PRI.  Deben dejar a un lado que su única función pueda ser una candidatura a la presidencia, que es importante desde muchos puntos de vista, pero que no es central. Hoy, ganar la presidencia de la República con estas leyes y tipo de federalismo, es quedarte paralizado también.
Morena justamente dijo que la Constituyente tiene que estar formada por ciudadanos, ¿por qué no sumarte con ellos?
Más bien por qué ellos no renuncian a su registro y se ponen como candidatos ciudadanos. Yo quiero ver si van renunciar a la cuota que les va a llegar de la Cámara de Diputados.
Decías que un solo ciudadano dentro de la Constituyente no puede conseguir muchos cambios, entonces ¿qué puede lograr?
Yo creo que una visión crítica y, sobre todo, como siempre avanzamos en la izquierda, avanzamos con ideas, con programas y difícilmente a la primera. Creo que incluso dentro de los que van a poder y están haciendo la misma Constitución hay bastantes voces y opiniones que podrían compartir mucho de lo que he planteado.
El gobierno de la Ciudad anunció un grupo de notables que asesorarían la construcción de la Constitución, ¿crees que sea sólo un mecanismo para aparentar la existencia de una “participación ciudadana” con estos candados?
Mira, a los ciudadanos se les puede decir:
   Te tengo una noticia buena y una mala —,si no reacciona la sociedad civil, si no reacciona la ciudadanía. —Fíjate que vas a tener una Constitución con los derechos de los ciudadanos.
   Ah, ¿y cuál es la mala?
   Pues que ya la hicimos.
Yo creo que es un momento muy especial porque tiene que ver con la profundidad de una decisión histórica que va a mermar mucho en los conflictos que tendremos en el futuro, y el otro gran problema es la velocidad. Nada más para las candidaturas independientes, el INE es un tráiler de bajada y sin frenos. Las condiciones y los requisitos son realmente duros, una especie de maratón con obstáculos y cambios de ruta. Creo que convertir lo imposible en algo posible y abrir esta misma brecha, para mí por ejemplo, es la otra pasión, no solamente el ser Constituyente, sino también llegar ahí por la vía independiente, con el voto de los ciudadanos es muy importante para mí, incluso con la contradicción de que el requisito para ser electo es menor, de 35 a 45 mil votos, mientras que los requisitos para registrarte como candidato es de 74 mil. Creo tengo más chance yo de entrar recolectando las 74 mil firmas que muchos aspirantes dentro del PRD, Morena o cualquier otro partido, porque ahí van a ser los que mueven los hilos los que decidan en qué orden va a ir la lista.
Además de tu conciencia y tus ideales, ¿tienes otros asesores para la campaña?
Estoy ahorita con todas las antenas levantadas, creo que el mismo ejercicio de la propuesta, de recabar las firmas, te lleva a escuchar a la gente. El trabajo de toda la vida me ha acercado a gente que ahora me habla de sus preocupaciones y opiniones, desde los empresarios con los que iniciamos la propuesta gastronómica de toda la Roma-Condesa, las personas de los colectivos LGBTTI, y las personas que conocí en mis dos últimos años en la Secretaría de Cultura del DF.
Después de lo que pase con el tema de la Constituyente, ¿planeas seguir en el trabajo político?
Yo creo que no nos van a poder parar. Hacer de lo imposible lo posible y responder políticamente al interés ciudadano es una responsabilidad que tengo y que quiero compartir a toda la sociedad, no podemos dejar que otros estén tomando las decisiones y nosotros únicamente hacernos cargo de la protesta y de la queja. Creo que esto es el inicio de todo un proceso para que la Ciudad y el país puedan tener algún tipo de cambios que beneficien a la sociedad. Si nosotros hacemos bien las cosas, si de alguna manera resulta una buena Constitución en la Ciudad de México, y las fuerzas políticas y sociales entienden el papel histórico que juegan, yo creo que podemos empezar a modificar y ser un ejemplo para el resto del país. Yo creo que es un primer paso, y un paso que tiene que ver con mi generación, una generación que viene, aquí en la Ciudad de México, consistente desde hace más de 30 años, pero en la izquierda desde hace más de 50 años.
Toda una vida luchando…
Pues creo que así ha sido, y creo que lo puedo acreditar. No me considero ni un santo, ni un héroe, sino que me interesa más el poder abonar con las nuevas generaciones y poder decir que esta idea de rebeldía y fuerza no se pierde cuando se deja de ser joven, porque puedes seguir luchando como los de mi generación.
Recuerdo un texto tuyo sobre los “hubiera” de la historia, sobre cómo sería nuestra realidad de haber cambiado una escena. ¿Seguiremos sumando “hubieras” así de deprimentes a nuestra historia?
He añadido una frase a esa idea, que es producto de lo que veo con la polarización de las izquierdas y su política, que es que la consigna en el fondo es “Vayamos a lo seguro, perdamos…”, porque eso  es fácil y nos hace sentirnos bien. El gran problema está cuando avanzas, entonces se considera que el avanzar y el ganar está cercano a la traición. Se ha ido construyendo una lista inmensa de derrotas. En esta idea del Constituyente una ejemplo que hay que tomar, muy cercano, es la Convención de Aguascalientes frente a la Constitución del 17; teniendo la fuerza militar y social más importante no hubo una visión de continuidad, sino que Venustiano Carranza le dio una propina para decir “ahí está su ley agraria, ahora va la clase política a hacer su Constitución”. Hoy estamos en una posibilidad de poder reconstruir desde la norma, desde la visión constitucional, una Constitución que yo considero que está agotada, que es la de 1917, y que podríamos sacar la bandera del magonismo y decir “La Constitución ha muerto”, porque vivimos en el vacío de una Constitución parchada y hecha pedacitos. Pero para llenar ese vacío y ese hueco tiene que ver con la idea de volver construir conceptos para el futuro, la idea del puro no… Ahora resulta que los neoliberales son los que promueven los cambios y que la izquierda defiende el pasado con esa maldita idea de la resistencia, perdimos la capacidad de proponer.
¿Crees que se ha perdido la capacidad de soñar?
De las utopías y los sueños ya no queda mucho, el aparato digestivo le ha ganado a nuestra cabeza y corazón, pura bilis. Hemos dejado de pensar en lo que es importante y humano,  no se tiene la importancia de lo que es la cultura y la educación, dentro de la misma izquierda está considerada como puro entretenimiento. Yo creo que para la paz, para la gobernanza, son necesarias unas alcaldías chiquitas pero sumamente cultas y preparadas.

(Publicado en Callejero febrero de 2016)

“A VECES ESPERAMOS QUE LA REALIDAD FUNCIONE COMO LA FICCIÓN” ENTREVISTA A DAVID ROAS POR “BIENVENIDOS A INCALAND”


Experto escritor y teórico de lo fantástico, David Roas, fue invitado al Primer Coloquio Internacional de Literatura Fantástica organizado, entre muchas otras instituciones, por la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad del Claustro de Sor Juana y la Universidad Iberoamericana. Aprovechando el viaje, Roas ofreció a manera de zombi (aunque mucho más hábil) entrevistas para promocionar su nuevo libro “Bienvenidos a Incaland” publicado por la española Páginas de Espuma y distribuida en México por Colofón.
“Bienvenidos a Incaland” ha sido catalogado por diferentes reseñas en España como un libro de viaje, una novela fragmentaria o un libro de cuentos. En este libro, que para su autor es de cuentos, cada relato traspasa los límites del género, y un personaje (que es el mismo Roas) explora el Perú moderno encontrando en la “realidad” lo “fantástico”.
Contrapuntos entre la crítica al turismo consumista del capitalismo y el humor fino van entre las líneas de los relatos donde un mafioso Vargas Llosa busca a los ladrones de la máquina de escribir con la que hizo La ciudad y los perros, una niña que sólo pide un dólar por una foto accidental con una llama (o alpaca), y el horror del tráfico en Lima. Un libro que sin duda nos lleva a conocer los límites de lo real ficticio y el género tan demeritado del cuento.
¿Viajas o vives pensando en lo fantástico?
Yo creo que voy buscando, y no sólo al viajar. En el día a día siempre llevo la libreta abierta y me asaltan cosas, o voy buscando cuentos o esperando a que pase algo. A mí me interesa mucho el mirar, el cómo mirar para estar atento a las cosas extrañas que pueden ocurrir. No fui a Perú con una idea preconcebida de lo que iba a encontrar ahí, fui porque me invitaron a dar unas charlas con el Centro Cultural de España y yo agregué algunos lugares como Machu Pichu. Me pasaron tantas cosas que fue inevitable que se convirtiera en literatura. En México no he tenido tiempo de ver nada, pero de todas formas yo estoy siempre con el radar.
¿Dónde están los límites de la realidad? ¿Existe lo fantástico o hay que inventarlo?
Mi idea de lo real, que es lo que más he trabajado en mi parte académica, es que la realidad existe no creo que sea una ilusión. Es una construcción que hacemos entre todos porque no tiene sentido, el espacio en el que habitamos es un caos absurdo y loco, y nuestra idea sobre el mundo la proyectamos sobre ese caos y buscamos que más o menos tenga sentido, la literatura es una forma de dar orden a la realidad. En el fondo, dentro de esa construcción ya sea falsa o verdadera, hay límites y tú sabes que hay cosas que pueden pasar y cosas que no. Tú mismo ahora no puedes levitar, si levitaras estaríamos en lo imposible. Ahí es donde está el límite entre lo fantástico y lo real. Entre la ficción y la realidad yo creo que tenemos una visión quijotizada del mundo, nosotros ya no vemos la realidad desde un modo puro o inocente, sino que la vemos desde la ficción. Te pongo un ejemplo, voy por la calle y me pasa algo extraño y ya no digo “¡uy, qué cosa tan rara!”, digo “esto parece sacado de Twilight Zone, o parece sacado de un cuento de Lovecraft…” Y fíjate que si tú ya no comparas la realidad con la realidad, sino la realidad con la ficción, es que la realidad y la ficción se están mezclando. Nunca he defendido esa idea de la posmodernidad de que todo es ficción y que ya no existe la realidad, no, hay una realidad construida (conjetural, diría Borges), y una ficción y tú sabes dónde está cada una; pero que la una y la otra se está infectando mutuamente, claramente. A veces esperamos que la realidad funcione como la ficción o al revés. Consumimos tanta ficción que creo que es imposible que podamos ver la realidad desde una visión objetiva o neutral.
Pero hay un contrapunto ¿no? En la vida esperamos lo maravilloso, pero cuando uno escribe ficción espera que parezca verosímil.
Evidentemente. Esto es un tópico, pero es algo que siempre planteo con mis alumnos, y es que dentro de todo hay un grave problema, que la realidad puede ser inverosímil, pero la ficción nunca. La ficción tiene que ser siempre verosímil, tienes que creerte lo que escribes. Lo de “la realidad supera la ficción” no es una tontería, porque la realidad puede ser como sea, no tiene normas y por eso es un caos, la ficción para funcionar tiene que ser verosímil dentro de su propia verosimilitud, obviamente que un hombre vomite conejitos… con Cortázar funciona dentro del texto, es imposible y extraño, pero el texto lo que tiene que hacer es convencerte de que eso puede pasar.
Existen varias realidades ¿no? Cuando Monsiváis hablaba del realismo mágico, decía que los europeos le habían puesto así porque desconocían esa realidad, pero en la realidad latinoamericana está tangible esa parte de lo real maravilloso.
Claro, es algo inevitable. Cuando doy cursos en mi universidad, la suerte que tengo es que hay gente de varios países. Recuerdo un año en que di un curso de pura teoría de lo fantástico y llegó el momento del realismo mágico; ahí de dividió el grupo, los españoles, franceses, argentinos y mexicanos veían lo fantástico desde una visión europea, pero salió un venezolano que nos dijo que eso del realismo mágico es algo que sucede en el día a día de Venezuela; ahí yo tuve que hacer un alto y decir que es válida la visión maravillosa y todo, pero venga, que no existen los fantasmas, científica y lógicamente es imposible que existan. Lo que hace el realismo mágico, y que me parece maravilloso, es convencerte de que realidad e irrealidad conviven, algo que en lo fantástico no sucede. Cuando tú estás viendo una película fantástica lo que buscas es el problema o el conflicto, en el realismo mágico no hay conflicto porque armonizan. Que eso sea real… para mí es ficción y sólo sucede en la literatura. Soy un escéptico y lo que escribe García Márquez no pasa en realidad en Colombia. Pero sí depende de la mirada y la construcción del mundo que tú haces.
Justo en esto me gustaría ahondar. Tú eres un gran teórico, pero al mismo tiempo escribes ¿no es necesario que te lo creas para poder escribirlo?
No. Más que creer, es falsamente créetelo para poder escribirlo. Pero yo no me lo creo, tengo mi literatura fantástica, pero jamás escribo desde la creencia. Lo que a mí me sirve es jugar con los límites para plantearle al lector mi visión del mundo, que es un mundo caótico, absurdo donde no hay sentido y lo que hago es revelar el caos. Para mí lo real es lo que hay, y lo fantástico lo que me está diciendo es que lo que hay no funciona. Hasta los más posmodernos como Iwasaki escriben de eso, caos. Escribe o móntate una religión, una ciencia o una filosofía, pero lo que hay es caos y nunca lo vas a entender. De algún modo lo fantástico me sirve para eso, por eso escribir desde la creencia no, escribir para que el lector mientras lee mi texto se crea que ese personaje en Incaland va a las ruinas de Sacsayhuamán y lo que está viendo, mientras se asoma y pasa una nube, es el Cusco de 1500. Ese es el juego para demostrar cómo se pueden romper esas convenciones de realidad.
El problema es ¿qué hago yo siendo Jekyll y Hyde, siendo teórico y escritor al mismo tiempo? Pues tratar de que no se peleen mucho, que colaboren entre ambos. Lo interesante de la literatura es que se salte todas las convenciones que puede haber.
En una entrevista que te hicieron en España sobre este libro dijiste que habías buscado romper los límites del cuento, ¿cuáles son esos límites?
Eso fue un poco de osadía porque no soy el único ni el primero. Fue una especie de planteamiento, porque estoy cansado de esa idea de que la novela (todavía existe esta idea en España) es el hermano mayor del cuento, o que ya que has alcanzado un nivel de escritura con los cuentos tienes que saltar a la novela. Cuando publiqué la única novela que he hecho estrictamente como novela que es La estrategia del koala, dos colegas míos me dijeron “¡Hombre, ya te has pasado a la novela!” y yo les contesté que no me había pasado a nada, que era un cuentista que tenía ganas de escribir algo largo porque no era un cuento y experimentar un poco. Pero el cuento es lo mío, yo creo que la novela sí te permite muchas cosas, pero el cuento es apto para casi cualquier cosa. Pero lo que yo busqué con Bienvenidos a Incland, era romper con todo lo que uno espera cuando lee un libro de cuentos. El hecho de que unos lo hayan leído como novela, otros como cuentos, libro de viaje o crónica, es la muestra de cómo se pueden romper y mezclar los límites de los géneros. El cuento sirve para experimentar más que la novela, porque la extensión de la novela no te permite lo que puedes hacer en 10 páginas, yo pienso en Borges y una novela de Borges sería lo más insoportable del mundo, el nivel de exigencia para el lector en conocimientos y lenguaje…es imposible. La novela te permite otras muchas cosas, uno no es mejor que el otro. El cuento es un arma de experimentación masiva. A mí me ha permitido usar una factura o el libro de escolaridad para crear un cuento.
En Bienvenidos a Incaland también hay una crítica a la masificación, al turismo capitalista.
Sí, por eso desde el principio el título del libro es ese. El libro tiene su dimensión crítica y eso a mí me gusta, que la literatura fantástica sirva. Hay quienes piensan que lo fantástico es evasión, para mí no, con lo fantástico estás constantemente pensando en la realidad. Yo quería que el libro reflejara lo que yo sentí. Cuando yo vi Cusco quedé impresionado con el hipermasificado espacio de turistas, y de turista tonto que tiene que estar ahí para hacer su foto de la Plaza de Armas; y cuando yo la vi así de inmensa y llena de tiendas, de negocios de cambio de divisas y recuerdos, y cómo la gente sólo se movía por ahí sin conocer el resto de la ciudad. Me di cuenta de que estaba rodeado de zombis que nada más daban vueltas por ahí y que cuando regresaran a sus casas, Cusco sería para ellos un montón de fotos y videos y algunos recuerditos. Hay una nota al pie en el libro donde aviso que unos meses después de mi viaje abrirían un Mc Donald’s y un Starbucks ahí, qué mayor prueba del consumismo y el capitalismo que esa. Una plaza que es alucinante y que estoy seguro que la gente ni la ve, se hacen la foto y se regresan por un café al Starbucks. Tampoco quise hacer los cuentos en un tono político o como panfleto, pero aprovecho el humor y la ficción para hacer una crítica entre líneas. El turista en el fondo es ese ser que vaga por las mismas tiendas y sitios para después volverse a su casa, como zombis.
Pareciera que en las reseñas que han hecho te Bienvenidos a Incaland no lo califican como un libro de literatura fantástica porque no hay un elemento de terror, ¿es necesario en la literatura fantástica el terror?
El libro es muy variado, dentro de todos los relatos que tiene yo creo que sólo tres son estrictamente fantásticos. Mi idea de lo fantástico, aunque me interesa mucho el monstruo y en el Coloquio al que he venido hablo de eso, va más de lo fantástico cotidiano. Me interesa mucho ese momento en que la realidad hace un clic y deja de funcionar como esperas, y es ahí donde yo veo lo fantástico. Revisando, yo creo que sólo tengo dos cuentos con el elemento del terror o monstruos, uno con un vampiro y otro sobre el doble. Yo creo que el elemento fantástico es la inquietud, la creación de un miedo metafísico, porque cuando se rompen las expectativas que tienes de la realidad te quedas en el vacío. En este libro domina más lo grotesco-humorístico porque había situaciones tan extrañas para mí que había que contarlas de un modo absurdo, exagerándolas a veces pero con un punto de lo absurdo respecto a la realidad. A veces el asombro va lo fantástico y a veces al humor.
Y los monstruos que plasmas son reales como el Vargas Llosa mafioso o la niña que te persigue.
Claro, ahí era la idea de cómo el ser inquietante es el monstruo a final de cuentas, sin necesidad de algo fantástico. También es la forma de relacionarse con esos monstruos. Aquí era el monstruo de la literatura, el estar en Perú y que no apareciera Vargas Llosa… pero de ninguna forma es un ataque contra él, pero cuando vi una exposición sobre él con una su máquina de escribir yo dije “¡Qué mierda importa la máquina de escribir con la que Vargas Llosa hizo La ciudad y los perros”, quedé tan impresionado que de ahí salió un cuento, aunque el cuento en realidad va de la amistad y la noche de juerga loca con Los Simpson de fondo. Pero no es irrespetuoso, sólo es terrorismo cultural.
¿Y piensas seguir escribiendo libros como este?

Fíjate que este libro lo escribí prácticamente a la vez que escribí esa novela ambientada en Galicia que también es un viaje, de algún modo uno a otro se fueron perturbando. Pero justo ahora estoy escribiendo un libro de cuentos donde no hay un viaje como tal, pero sí estoy tomando notas de un lugar a mitad de Suiza. Así, sin quererla, va a salir la trilogía de viajes. Me interesa mucho ver otros lugares sin ser local, jamás escribo desde lo local, mi literatura es completamente sin espacio. 

Vivir antes de vivir / Sobre "Los últimos hijos" de Antonio Ramos Revillas


Nada engrandece tanto la lectura de un texto como la memoria y la identificación. Cuántas veces no han leído un cuanto o un poema pensando en que el autor de ese texto les ha robado recuerdos y anécdotas de su propia vida, para después descubrir entre las páginas de su propio libro de memorias que en realidad nunca vivieron eso. En realación a esto, el escritor español Eloy Tizón dice “Uno inventa pasiones en una página porque las ha vivido antes o porque quiere vivirlas o para no terner que vivirlas”. Tanto para el escritor como para el lector, el ejercicio literario consiste en vivir y revivir cuantas experiencias quiera y alcance a imaginar.
Con Los últimos hijos (Almadía, 2015), el escritor Antonio Ramos Revillas pone al lector en los zapatos de un hombre que en su vida hace el juego de la literatura al vivir la experiencia de la paternidad sin haberla alcanzado aún.
La historia comienza cuando la casa de Irene y Alberto es robada mientras ellos no están. El robo de la casa es hecho con saña; un robo ramplón, altanero y burlón. Pareciera que los ladrones tienen algo en contra de la pareja principal de la novela cuando intentan, sin éxito, quemar a la pequeña gata Abril, al cagarse en varias partes de la casa y pintar en las paredes burlas escritas con mala letra y pésima ortografía. Sin embargo hay algo que asusta y frena a los ladrones en su paso por la casa, una habitación que deciden respetar. Esa habitación, trinchera de temores y vergüenzas, tiene una decoración infantil, está llena de pañales y ropita para recién nacido; en el centro hay una cuna, y dentro de ella los ladrones encuentran un rollito de cobijas en donde imaginan al pequeño bebé dormido. La sorpresa es grande para el lector y los ladrones cuando por fin descubren que en el rollito de cobjijas no hay un bebé, sino un reborn, un pequeño robot con las caracterísiticas perfectas para ser hijo de Irene y Alberto. Los pañales son reales, la carriola y la cuna son perfectamente funcionales, destinados a darle el mejor cuidado a cualquier bebé. Es la perfecta habitación para un recién nacido, equipada para cubrir todas las necesidades, lo único que no es real es el recién nacido.

Son el robo, el recuerdo con el reborn y esa habitación llena de miedos los elementos que desencadenan la historia de reflexión y persecuciones que cuenta la novela. La pérdida de un hijo (tema coyuntural en la actualidad mexicana), la identidad, las saudades de lo que es y lo que pudo haber sido; son las piezas que forman la columna vertebral de Los últimos hijos. Es una reflexión y debate moral el que la novela nos hace, que aún sin haber experimentado directamente nada de eso, Antonio Ramos Revillas hace que el lector experiemente de una forma vicaria en cada una de las páginas del libro.

(Publicado en Convoy Network 12 de marzo de 2016)

El brazo derecho de Bellatin

¿Quiénes somos? ¿Dónde estamos parados? ¿Cuál es nuestro papel en este intercambio? ¿Qué tanto intervengo en el otro? ¿Qué tanto interviene el otro en mí? Las apariencias y las diferentes “realidades”.  En Perros héroes, Mario Bellatin explora las posibilidades de alcance de un ser humano para con otros, y así la identidad de cada uno de los personajes que rodean la vida y existencia de un hombre inmóvil que al mismo tiempo es el mejor psicólogo canino, pues sus treinta perros, pastor belga malinois, son los mejor entrenados.
El hombre inmovilizado, del cual no sabemos nunca el nombre, vive con su madre, su hermana y el enfermero-entrenador que se dedica a atenderlo en sus necesidades de discapacitado y a sobrellevar la ardua tarea de tener y mantener a los treinta pastor belga malinois mejor entrenados. La historia está contada de una manera inusual para las novelas, y usual para el mismo Bellatin, y esto no porque lo demás en su obra sea así, sino porque lo usual en Bellatin es hacer lo que es inusual para otros.
Como una pieza de arte contemporáneo, Bellatin tiene trazada la novela en una serie de viñetas que se suceden en las páginas del libro como escenas que van encerrando al lector en la jaula que al final terminará revelándole su propia inmovilidad. En sus 74 páginas, el libro conduce a explorar la casa del hombre inmóvil y observar cómo la vida y las acciones de quienes viven con él se ve trastocada por sus decisiones, cómo este hombre parapléjico de toda la vida ha descubierto que sus aparentes limitaciones físicas no son tales, sino que a través de su pensamiento desarrollado ha vencido la limitación pero a través de los demás, teniendo la capacidad de usar a los treinta perros pastor belga malinois, a su hermana, su madre y al enfermero-entrenador como sus extremidades físicas, teniendo un perfecto, sutil y sorprendente control sobre ellos.
Los capítulos o viñetas que conforman la novela son pequeños, no dicen más ni menos de lo necesario. Se lee a Bellatin en Perros héroes y la referencia en el pensamiento del lector –si se tiene el antecedente—será, seguro, Lichtemberg y su facilidad para los aforismos que sin deberla ni temerla se convertirían en esa gran obra nunca lograda por su convicción de procastinador, las frases cortas y contundentes, o bien, a uno de los más grandes argentinos de la literatura, Bioy Casares, quien en uno de sus últimos libros, Guirnaldas con amor tiene pequeñas frases perfectas y redondas, de las que explica que así deben quedar, que si él las extendiera arruinaría la idea u opacaría la perfección de la frase. También, cuenta Bioy, él quiere hacer que el lector se esfuerce un poco, se desarrolle en el trabajo intelectual. ¿Entonces por qué Bellatin sigue escribiendo después de la página 16 donde pone una frase que en sí misma dice todo?
Bellatin es necio, no confía en el lector, quiere dejar claro un punto, no deja posibilidad para interpretaciones que se alejen demasiado de la idea original. Él busca la comprensión obligada. En la página 16 escribe: “una cosa es un hombre inmóvil y otra un retardado mental, el hombre inmóvil asegura que no hay perro tarado sino amo estúpido”.
Bellatin habla desde la experiencia. Plasma la historia del hombre inmóvil desde la experiencia de quien ha estudiado cine, marca escenas y situaciones claramente delineadas en una imaginación visual que al tener la necesidad de ser expresadas, salen a borbotones por las letras de su tinta. Y habla desde la experiencia porque él mismo, con su limitación física, ha entendido que los alcances del poder de la mente están más allá del pensamiento, válidas en el mundo físico y palpable.

Es por todo esto que, mientras escribo, con el libro bajo la lámpara del escritorio, reflejando la luz que emiten los pequeños leds en los ojos de la foto del autor, imagino que todo esto que tecleo y cuento de mi lectura, tal vez, –en verdad creo que es así—no lo digo yo, no se me ocurrió a mí, sino que fue planeado y escrito con ese brazo derecho que nunca hemos visto pero que Mario Bellatin con cada libro que pasa por nuestros ojos, demuestra que existe y opera en lo más profundo de nuestro ser.

(Publicado en Convoy Network el 19 de marzo de 2016) 

Los textos de “el otro” Borges


Hace cuatro meses que empecé a colaborar con la Revista Vicio, que hasta ahora ha aguantado mis caprichosas (y modestas) filias y fobias respecto a la literatura (sin mencionar algunos retrasos), y hace cuatro meses que algunas personas han destinado un poco de su tiempo para leer esto que he llamado “El libro por venir” en homenaje al gran libro de Maurice Blanchot. Es por esas cuatro columnas traducidas en tiempo a 40 minutos que varios lectores me han regalado de su vida que hoy me confieso ante ustedes.
La confesión es la siguiente, hay varios grandes escritores que desde que leo me he resistido a leer en general o a leer sus obras más importantes, entre ellos puedo mencionar que nunca he leído Rayuela de Cortázar de corrido, siempre la inicio y leo por partes (cuando siento que me llama), sin embargo nunca me he atrevido a leerla de corrido. Pero no es de Cortázar de quien quiero hablar, sino de otro argentino entrañable que de tanto miedo no había leído en serio hasta hace muy poco. El otro, el otro argentino que me asustaba y que confieso que todavía me asusta un poco, es Borges.
En mis inicios de lector comencé a intentar leer a Borges con los ya clásicos “El Aleph” o “Tlön, Uqbar, Orbis Tertuis” de los cuales no entendí nada, era, como dice Richard Ford, como cuando lees por primera vez a Chéjov, sabes que hay algo grande ahí, pero tu cabeza no lo alcanza a comprender por completo. Quedé vacunado de Borges. Esa pequeña porbadita me hizo alejarme de sus cuentos hasta que más grande, después de otras tintas, empecé a reconciliarme con su pluma por parte de la poesía.
Después de volver a leer a Borges mi fanatismo por él se hizo tan grande que creo haber visto y leído casi todas las entrevistas y conferencias de las que se tengan registro. Sin embargo el conglomerado editorial Penguin-Random House que en meses recientes adquirió la parte de literatura de la editorial Santillana reuniendo así a más de 70 premios nobel, ha lanzado para el público en México tres volúmenes titulados “Textos recobrados” con más de 1200 textos del escritor que inventó la gauchística en la literatura, como dice Piglia.
Hasta ahora han salido sólo los primeros dos volúmenes, que van de 1919-1929 el primero y 1931-1955 el segundo. En el primer volumen se encuentra el Borges joven que conocemos en el cuento “El otro”, que publicara un Jorge Luis Borges de 76 años en “El libro de arena” de 1975.  Artículos, reseñas, crítica de arte en general, manifiestos (como el ultraísta), primeras versiones de poemas, prosa poética, discursos, prólogos y algunas entrevistas son el tipo de textos que se pueden leer en “Textos recobrados” con un orden completamente cronológico y notas que sitúan al lector respecto a la obra que ya teníamos publicada de Borges.
Con ayuda de María Kodama, viuda de Borges y heredera universal, el sello Debolsillo publica por primera vez en libro textos hasta ahora olvidados y desconocidos para muchos. En el primer libro de “Textos recobrados” vemos a un Borges que no es el mismo Borges que conocemos al leer sus obras completas publicadas por Lumen o las recientes ediciones de cualquier editorial, el Borges de los “Textos recobrados” tiene una ideología prematura y distinta, con una idea del arte y la literatura muy optimista de las vanguardias, y eso por eso que creo que este nuevo libro no es para nuevos lectores de Borges.
Hay que tener muy en mente que muchos de estos textos son textos que Borges ya no quería, pues no eran él tal cual, sirven para los estudiosos de su obra, pero citando a José Emilio Pacheco en un texto publicado en la revista Letras Libres, “Una obra es sólo aquello que su autor determinó que lo fuera, los libros que admitió en su íntimo canon. Todo lo añadido post mortem es marginalia, juvenilia o gerontilia. No podemos responsabilizarlo de que se exhume cuanto en vida omitió o rechazó.”
 Los “Textos recobrados” son, sin duda, un libro para los amantes del escritor de “El hombre de la esquina rosada” que quieren conocer y entender el desarrollo intelectual de uno de los más grandes escritores de todos los tiempos



(Publicado en la Revista Vicio en 2014)

Los indeseables que quieren estar en el Constituyente



Estamos a tres días de las elecciones del Constituyente de la Ciudad de México, la asamblea que estará formada por 100 diputados (40 designados por los poderes Ejecutivo y Legislativo) y 60 por elección popular. Ya están las listas de los partidos y los personajes designados por los poderes, ahora sólo falta hacer un poco de memoria, investigar en los recovecos de los diarios y saber quiénes son esos personajes que decidirán por nosotros cómo será la Constitución de la Ciudad de México.

1.- Federico Döring (PAN)
Es tal vez uno de los personajes políticos de bajo nivel más odiados por muchos. Designado ya como un hecho dentro de los diputados constituyentes, este político panista debe ser recordado por iniciativas tan detestables como la de desaparecer la UNAM en 2010, cuando pidió la ayuda de los ciudadanos panistas “por el recorte de presupuesto a ese Frankestein de universidad, y  de paso a su futuro desmantelamiento”. La otra propuesta polémica de Döring fue su lucha por impulsar la Ley Sopa (para regular el uso del internet) y que aquí fue llamada Ley Döring, que en su campaña utilizó sin permiso una imagen sacada de internet y con copyright.

2.- Santiago Taboada (PAN)
También del PAN, este güerito es un chapulín que en los últimos años se ha dedicado a saltar de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal a la Cámara de Diputados, donde, sin tener ninguna preparación en el sector, ganó la comisión dedicada a la cultura. Según él, no es necesario estar relacionado con el sector, sino simplemente saber legislar o negociar. Su trabajo más conocido hasta ahora es el haber impulsado la creación de la Secretaría de Cultura, un organismo que ha estado en “funciones” desde hace algunos meses, pero que no ha progresado nada según los últimos informes.

3.- Ernesto Cordero (PAN)
Si de chapulines se trata, Ernesto Cordero es el ejemplo perfecto, de 2008 para acá ha ocupado puestos como titular de SEDESOL, Secretario de Hacienda, Presidente del Senado y Senador en el Congreso. Habrá que recordar que en su gestión como Secretario de Hacienda hizo su famosa declaración de los seis mil pesos, “ Hay familias mexicanas que con ingresos de seis mil pesos al mes tienen crédito para una vivienda, tienen crédito para un coche, se dan tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas”  además señaló que “en México la gente es muy exigente (…) Siempre, por alguna razón, los mexicanos somos más exigentes con respecto a lo que nos gustaría y eso hace que siempre tengamos una perspectiva más negativa de lo que los datos duros muestran". Cordero intentó en 2011 ser candidato a la presidencia, sin embargo fue derrotado por Josefina Vásquez Mota.

4.- Santiago Creel Miranda (PAN)
¿Qué no le sabemos a Creel? Este personaje que fue el primer Secretario de Gobernación de la gestión panista con Vicente Fox y que en más de una ocasión, todas fallidas, ha buscado la presidencia de México, encabeza la lista del partido blanquiazul a la Constituyente.

5.- Irma Cué Sarquis (PRI)
Cué Sarquis, aunque no es joven, sí es la que tiene más trayectoria de los 60 de su lista. Es abogada veracruzana que se ha desempeñado como ministra en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y secretaria general del CEN del PRI. Como ex ministra, ella fue una de las señaladas por cobrar millonadas en comidas y viajes de lujo a cuenta del erario público.

6.- Tonatiuh González Case (PRI)
Este se encuentra hasta la posición 12 de la lista, sin embargo es uno de los más conocidos gracias a ser uno de los incondicionales de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, el rey de la basura quien fue acusado por Aristegui Noticias de manejar una red de trata de blancas desde la dirección de su partido a nivel local. González Case es el secretario general del PRI capitalino.

7.- Raúl Cervantes (PRI)
Cervantes es senador afiliado al PRI y entre los eventos reseñables de su carrera política reciente está el haber sido de los principales opositores a la #Ley3de3 que buscaba que los funcionarios presentaran con oportunidad y veracidad las declaraciones de situación patrimonial, de intereses, así como de impuestos, y que las declaraciones deberían estar disponibles para la opinión pública. Cervantes, junto con colegas como Emilio Gamboa o Pablo Escudero, presentaron modificaciones a la ley que dejaran escondidos datos como los bienes de cónyuges, o que las declaraciones se hicieran sólo por orden de algún magistrado y para revisión de personajes “calificados”.

8.- Jesús Ortega (PRD)
Jesús Ortega, mejor conocido como uno de los “chuchos” del PRD (tómese en cuenta el uso de “chucho” en España para referirse a los perritos), ha sido presidente de su partido y en 2013 la periodista Sanjuana Martínez reveló la existencia de una red de trata de mujeres con fines de explotación sexual en lugares ahora clausurados pero que eran frecuentados por políticos mexicanos, de acuerdo con las propias mujeres afectadas. En una grabación judicial, una de las víctimas de explotación sexual –cuya identidad se reservó la periodista para salvaguardar su seguridad– identifica plenamente a Jesús Ortega como cliente.

9.- Juan Ayala Rivero (PRD)
Hace apenas unos días llegó un mensaje a los teléfonos de todos los trabajadores del Gobierno del Distrito Federal en donde les piden no votar por Andrés Manuel López Obrador o cualquier otro candidato de Morena. El mensaje proviene del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del DF, dirigido por Julio Ayala Rivero. La petición que hacen a sus compañeros de “ni un voto a Morena ni a AMLO” es porque, dicen, el tabasqueño y los de Morena “harán todo por aplastar nuestros derechos”. El mensaje deja atrás las diatribas contra Morena y pasa a pedir votos: “Este 5 de junio a votar por Juan Ayala (su líder sindical) para constituyente que va por el PRD. ¡No hay más! Es por alguien que seguirá con nuestra voz y peleará por nuestras prestaciones ya ganadas”. Recordemos que Juan Ayala fue quien organizó el cierre de la Delegación Cuauhtémoc hace unos meses cuando Ricardo Monreal empezó con su limpia de aviadores en la administración.

10.- Elivira Daniel (Morena)

Elvira Daniel salió a relucir en 2011 cuando El Universal hizo una investigación sobre Grupo Danhos, una constructora que desde el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha tenido contratos millonarios con el GDF. Danhos es responsable de la construcción de cientos de plazas comerciales y edificios por la Ciudad de México, promoviendo la terrible gentrificación contra la que ha luchado el mismo grupo de Morena en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Elvira Daniel fue la Directora de Comunicación y Marketing de Grupo Danhos y para el Constituyente se encuentra en el puesto 15 de la lista de Morena. 

(Publicado en Callejero junio 2016) 

La luz de los creadores en la lente de Rogelio Cuéllar /SinEmbargo


Aunque no todos lo sepan, conocen su trabajo. Basta con ver el noticiero de Canal 22 o cualquier Inventario en TV UNAM, incluso en algunos programas de Televisa cuando se llega a hablar de cultura, su trabajo está presente. Y aun cuando parezca hipérbole, su trabajo ya está en la cabeza de muchos mexicanos, sólo es necesario echar un vistazo a nuestra memoria fotográfica sobre la cultura en México. Ahí está, claro. La foto de José Emilio Pacheco rodeado de un sinfín de libros, Carlos Fuentes con una playera blanca riendo en su estudio, Emil Cioran tocándose el labio inferior con los dedos índice y pulgar mientras sostiene una pluma y revisa un libro. Todas esas imágenes que ya forman parte de la memoria colectiva de la cultura en México son obra de Rogelio Cuéllar, quien por más de 50 años ha dedicado su vida a retratar a los creadores en México, dándoles un rostro a escritores y artistas plásticos.
Fotoperiodista freelance de diferentes medios, no siempre se especializó en la fotografía cultural, cubrió fuentes tan diversas como deportes, política, ciudad y cultura. Esta diversidad en su trabajo le hizo comprender que su obra no estaba en las fotos falsas que hacía a políticos como De la Madrid o López-Portillo, sino en los creadores. Después de trabajar en Proceso, fue contratado por Difusión Cultural de la UNAM, que según él “fue como hacer mi maestría o doctorado […] Me pagaban por fotografiar los festivales de teatro, por ver el ballet coreográfico de Gloria Contreras, y las grandes mesas y conferencias en la Facultad de Filosofía y Letras, ese universo me jaló.”
Con ese antecedente de trabajo en la UNAM fue que conoció al escritor Ricardo Garibay, quien lo contrató para fotografiarlo para uno de sus primero libros en Joaquín Mortiz. “Me dijo [Garibay] “Bueno, yo quiero fotos, pero no tengo dinero. Te puedo invitar una torta o un café.” Yo le dije que aceptaba, pero quería las dos cosas. De ahí nació una gran admiración de mí para él, y por su parte era como un papá grande.” Como él mismo lo cuenta, la amistad entre ellos creció tanto que todo lo que Garibay le contaba fue estudiado y reflexionado por el joven fotógrafo que con 20 años montó su primera exposición fotográfica titulada “La vuelta al mundo en ochenta rollos”, donde ya se puede ver el guiño literario al que estaría ligada su obra.
Después de ese gran inicio, su ambición por descubrir más sobre los libros que leía y el arte que empezaba a apreciar lo hizo descubrir que lo que más le interesaría saber de ellos era su proceso creativo, y eso hizo. Por mucho tiempo ha fotografiado a los creadores dentro de su medio, en el momento que escriben, corrigen un texto o inventan un mundo en un lienzo, dice Cuéllar “la fotografía ha sido el mejor pretexto para conocer a las personas que me emocionan, los lugares que me excitan”.
A finales de 2014 La Cabra Ediciones publicó un libro de gran formato titulado El rostro de las letras donde gran parte de su trabajo es por fin compendiado en un libro de fotografías y no un catálogo. Entre las fotografías de ese libro se encuentra una de Octavio Paz que no era muy conocida. En la fotografía el nobel mexicano va saliendo por una puerta de su casa, en esa serie de fotografías el poeta no está posando y tampoco sabe que le han tomado una foto, cuenta Cuéllar sobre esa experiencia “ya tenía cita con él, pero me dice Marie Jo “Dice Octavio que hoy no está de ánimo para que le hagas retratos”, y le dije “Ah, bueno, nomás quiero saludar”. Yo ya había acomodado mi tripié con una cámara 6x6, y antes que salga hago la primera foto, cuando va saliendo saco la segunda y ya que me dice que no puedo tomarle las fotos ese día, le pido que me haga un recadito de que sí vine pero que no me pudo recibir. Entonces Paz me hizo el recadito para Carlos Payán que nunca entregué, ese lo tengo yo.” Una de sus máximas al tomar fotografías ha sido “primero disparo y luego aviso”.

El gran escritor Miguel León Portilla le dijo una vez a Rogelio Cuéllar que era un tlacuilo, que es un hombre que trabaja con luz. Y eso es a final de cuentas el trabajo que Rogelio Cuéllar ha hecho en sus más de 50 años de fotógrafo, y esto no sólo por lo literal del significado, sino porque ha trabajado con la luz que es la cultura en un país como México que entre la corrupción asfixiante se ha hecho cada vez más oscuro. Como en las fotos de Cuéllar en blanco y negro donde alrededor del escritor los espacios son oscuros, alrededor de la cultura, el espacio es oscuro, y Cuéllar le ha dado a México un poco de luz con los retratos de los grandes creadores y artistas que son luz en un país lleno de tinieblas. 

lunes, 22 de junio de 2015

Entrevista con Mariana H.


Con una carrera en Comunicación y una maestría en Creación y Apreciación Literaria, Mariana H. ha tocado los diferentes medios posibles en el periodismo. Con la música y literatura en cada mano, ha logrado llevar a diferentes públicos contenidos que antes no estaban al alcance de todos.
Con la computadora y el micrófono en la mesa, Mariana nos recibe en su casa con el nuevo libro de Pancho Hinojosa en las manos para hablarnos de su carrera y la destreza con la que ha ligado sus gustos con su trabajo, haciendo de este su verdadera pasión.



   ¿Dónde estudiaste?
Estudié la carrera en el Tecnológico de Monterrey y la maestría en Casa Lamm. Me metí a un diplomado de literatura y justo se abrió la maestría, soy como la segunda generación en Creación y apreciación literaria, y fue lo único que me ha gustado de todo lo que he estudiado. La hice en el Tec porque fui muy mala estudiante, en la secundaria me fue fatal y el Tec Ciudad de México, el que está en Xochimilco,  acababa de abrir y estaba aceptando muchísima gente. Con el promedio que yo tenía una universidad como el Tec no me hubiera aceptado, o al menos esa es la teoría de mi mamá, entonces me metí ahí a hacer la prepa y ya me quedé ahí mismo a estudiar comunicación. No me arrepiento, los medios me gustan,  pero estaba muy poco enfocada la carrera en ese entonces, pero al final no me encantó porque la filosofía Tec no es lo mío.
   ¿Entraste pensando que ibas a trabajar en medios o por qué estudiaste Comunicación?
Porque lo que más me gustaba era el radio. Yo escuchaba estaciones de radio desde niña y me acuerdo que grababa mis programitas en un casete. Desde que estaba en la prepa ya quería hacer radio y un poco por eso estudié la carrera y había algunas materias que, con mi arrogancia de adolescente, no me importaba, yo decía ‘quiero hacer radio’, y luego luego que entré a la carrera, había una estación de radio ahí y me metí. Siempre tuve bien claro, y hasta la fecha, que lo que más me gusta hacer es radio.
   ¿En este proceso qué tuviste que pasar para enfocarte a la música y a la literatura?
Hay episodios vergonzosos: he hecho prensa escrita, radio musical, cultural (aunque no me gusta el término “cultural”), ahorita estoy haciendo televisión en Excélsior Televisión que es un canal de noticias e intento meterle ese tipo de contenido. Tengo la suerte, porque no todo el mundo tiene esa suerte, que las dos cosas que estudié, en la carrera y en la maestría, las he podido aplicar en lo que hago en mi vida laboral. Me sirvió porque la literatura y el radio combinan muy bien, siempre he creído que es el mejor matrimonio, el único que funciona. Literatura y televisión sí funciona y no es leer, entonces es hablar de un libro o hablar con un autor y está bien. Pero siempre son cosas de imaginación  y el radio combina el lenguaje con la imaginación, igual que la literatura. Me ha costado mucho porque lo que se conoce como contenido cultural, en muchas ocasiones está en manos de gente mamona que habla y dices ‘¡no mames! no entiendo nada’, porque se están luciendo como conductores para demostrar qué saben, en lugar de compartir la historia de un libro. Por ese tipo de concepto de “programa cultural”, no hay muchos espacios. Y es cierto que vende más hablas de las chichis de Ninel Conde porque estamos en un país que está acostumbrado a ese tipo de contenidos, entonces las empresas no le invierten tanto porque no ganan con esos contenidos. Pero la ventaja que yo he tenido es que mis jefes me han dejado meter ese contenido independientemente de la línea editorial de la empresa. Estaba en una estación de música electrónica horrible y a mí me valía madre y metía mi contenido de libros, también ponía su música horrible y esas cosas, pero lo he intentado hacer mucho por la libre. Lo que yo estudié lo pude traducir a radio y, cuando se puede, a tele también.
   ¿Te ha tocado hacer algo que no te guste?
Muchas veces. El primer programa que tuve en la XEW, que en ese entonces era ‘La voz de América Latina’, una institución de mucho culto. Me invitaron a un programa que ya conducía una chava y que se llamaba: Chavos, chismes y chilaquiles (risas). ¡Horrible! Era los sábados en la mañana y yo decía ‘el programa ni es mío, me están invitando’. Un día, yo ya estaba en la onda de Bob Dylan y llegaron unas chavas súper gordas que se llamaban “Las Curvas Peligrosas” y lo que yo siempre he dicho es que si eso te va a llevar al lugar que quieres estar, pues lo haces. A lo mejor “Las Curvas Peligrosas” no me iban a llevar pero es un programa donde a lo mejor iba a aprender a hacer una entrevista y eso te da algo, entonces es radio, en vivo y en cadena nacional, aunque sean cosas que no te gustan.
Una vez tuve un programa con Fernanda Tapia y Laura García, a quienes quiero muchísimo, en televisión. Se llamaba “Juntas ni difuntas” y era como de amamantar al bebé y yo pensaba: no tengo bebés, ni me interesa y me da asco la lactancia.  Pero es justo eso, siempre y cuando no estés violando tus propios principios, por ejemplo: si yo tengo que hacer una buena reseña de 50 sombras de Grey, prefiero no hacerlo porque es algo en lo que no creo, y así en términos de un montón de cosas. Pero si de alguna manera tú puedes tener un foro y decir tu opinión, porque me ha tocado, ahora tengo un programa que se llama “Entre mujeres” (no sé por qué siempre me toca trabajar con viejas), y hay una de esas chavas a la que le encanta 50 sombras de Grey entonces, te insisto, yo me puedo quedar en el programa si puedo decir ‘perdón, pero a mí me parece basura que va para señoras que hace mucho tiempo que no tienen una experiencia sexual atractiva’, ahí puedo entrarle a la discusión, pero si tengo que recomendar eso, ahí sí no le entro.
Eso pasa mucho con la política porque todos los medios de comunicación tienen una línea política. Por eso me molesta cuando dice “pinche Televisa” porque todos tiene una línea y tú decides si le entras o no, es una cuestión de ética personal. Yo creo que los que más lo sufren son los que tratan problemas de política, narcotráfico, etcétera; como le pasó a la misma Carmen Aristegui, quien se tuvo que ceñir a una política de medios.

   ¿Fue un gran cambio que pasaras de hablar de lo que te gusta a dar noticias en Excélsior?
Sí, hay una parte emocional que tiene que ver con que yo estuve 10 años con una pareja y tenía poca chamba, yo sola me administraba con todas mis actividades, entonces cuando me separo, me fui a la mierda. Porque tenía demasiado tiempo libre que dedicaba a esa persona. Me acuerdo que un día llegué con mi jefe en Grupo Imagen y le dije ‘no voy a hacer drama, pero me acabo de separar y necesito que si tienen nuevos proyectos…porque la empresa va creciendo, necesito ocuparme y necesito lana’ y él me dijo ‘¿entonces sí le vas a entrar a dar noticias?’ yo le respondí que sí y mi entrada en Excélsior sí fue para ocuparme en otras cosas y para crecer. Es una experiencia diferente e importante, yo entré con 38 años y estaba acostumbrada a solo hablar de música y de libros, entonces también quería madurar y entrarle a más contenidos.
Y sí me tengo que apegar a una línea editorial pero no me involucro a fondo con un contenido en el que no soy experta, pero al final eso te ayuda a crecer y tener la libertad de que mi contenido, el que me importa, poderlo meter, de hecho estoy haciendo un piloto para poder decir ‘aquí tengo mi chamba como conductora de noticias, pero lo que más me gusta hacer y lo que mejor sé hacer es esta otra cosa’. Entonces estoy buscando, sin un aumento de suelto y con más trabajo, es hacer ese espacio en televisión.
Otra cosa importante es que no tengo una ambición desmedida, no quiero ser famosa ni millonaria, yo lo que quiero es que lo que hago me guste, pero mi ambición es en realidad poder compartir eso que a nosotros nos gusta tanto y nos da tanto, poder compartirlo con un grupo de gente que le guste y lo aprecie.
   ¿Cómo seleccionas el contenido de cada programa?
 Cuando empecé, Guillermo Ortega tenía un noticiero en Reporte, después de que murió Radioactivo, el 98.5 FM lo hicieron Reporte 98.5. Por alguna razón le dije a Guillermo que me gustaba mucho hablar de libros y le propuse hacerle una recomendación una vez a la semana. Yo iba a la librería a buscar libros y checaba en los datos para buscar en contacto de las editoriales y les hablaba para explicarles que tenía una sección, yo gastaba mi dinero en los libros y así empecé, siendo absolutamente nadie, pero con el medio. Lo que más me sorprendía, y me sigue sorprendiendo,  es que es tanta la necesidad de difusión que me hacían caso. Una vez en el foro Shakespeare, hablé y les dije que quería hacer un reportaje sobre el lugar, a los diez minutos me contactó Bruno Bichir y yo me sorprendí, él me explicó que estaba haciendo el foro, me agradeció el espacio. Ahí me di cuenta que la danza, teatro, literatura y la música aunque un poco menos, necesitaban esa difusión.
Después me comenzaron a mandar libros, y esa es la suerte. Ahora gasto muy poco en libros, y sí lo hago es por algún clásico o por algún libro que presté. Pero las editoriales me tienen muy presente y me mandan las novedades. Lo que a mí me quita un poco es que hace años no leo un libro en inglés, pero para eso ya tendré tiempo.
   ¿Qué tanto caso haces del material que te mandan las editoriales?
Sí me han llegado libros como el de Karina Velasco de Cómo iluminarte y ser mejor mamá, pero lo que hago es que sé reconocer cuando hay basura y cuando no. Sí creo que en el camino de la lectura tú solo te vas involucrando y puedes leer Harry Potter y luego llegar a Crepúsculo y darte cuenta de que  Harry Potter era mejor y así puedes llegar hasta Borges o cualquier otro autor, ese camino es muy personal.
Todo ejercicio de lectura es bueno, no voy a leer a Karina Velasco porque siento que se me van a morir algunas neuronas. Hay libros muy nocivos, pero lo que hago es que si no me gusta no lo reseño, no voy a decir que es una mierda porque no quiero perder el tiempo en hablar de eso si puedo hacerlo de un libro bueno. Regalo muchos libros, dependiendo de a quién, por ejemplo, me gustan los libros para niños pero se los regalo al radioescucha que tiene hijos. Lo que procuro es no perder el tiempo.
En música, una vez una disquera me pidió que entrevistara a Yahir porque traía un disco buenísimo de música brasileña y dije que la iba a hacer porque a lo mejor este cuate sabía de música brasileña. Cuando llegó me saludó de: ‘hola, mi amor ¿cómo estás, preciosa?’ y yo me quedé de ¡Ay, no mames! No estoy enamorada de ti como todas las viejas. Entonces me puse mamona y le pregunté sobre la música brasileña y él me respondió ‘No, la verdad, princesa, a mí sólo me gusta Roberto Carlos’ y era un disco de covers de Roberto Carlos. Quedé bien con la disquera porque hice la entrevista, porque también hay que tener buenas relaciones, pero de pronto si llego a decir no porque es algo que no te va a servir.
   ¿Cómo llevas los saltos en los diferentes medios?
No he hecho nada, en todos me han puesto. He tenido suerte porque no soy muy ambiciosa, no soy tan propositiva, creo que tengo disciplina y en ese sentido me consideran y poco a poco me han ido llevando. Tengo varios espacios en radio que nos son mis programas pero, tengo una colaboración diaria con Jorge Fernández Menéndez, que es un periodista que yo admiro mucho y es un tipo muy culto al que tú le puedes hablar de Bach, de Andrés Calamaro o de Joaquín Sabina y sabe de todo, es un tipo que le interesa mucho y me honra mucho que me tenga a mí hablando de esos contenidos. Adela Micha me pidió para hablar, entonces son foros que yo aprovecho para hablar de mi contenido.
Creo que la base de radio y la carrera, me dieron las bases para poder ser todo terreno. He trabajado en canales que son de futbol, soy súper villamelón, soy la típica vieja que ve el Mundial completo con amor y entrega, pero que no sigue la Champions, la Concacaf, nada. Pero en ese tiempo que estuve en deportes, que no es nada lo mío, si le rascas encuentras que puedes hablar de Borges, Villoro, Galeano y un montón de escritores que hablar de futbol. Siempre hay, el deporte también es cultura. Entonces creo que me he mantenido firme a lo que conozco. Si te metes a un canal de noticias como es Excélsior y si te metes tantito a la información, ésta está ahí y te involucras. Por ejemplo, el caso de Ayotzinapa, tuve como invitado a un escritor chileno, Alberto Montt, y justo estábamos dando las noticias de los 43 desaparecidos y yo le decía ‘Bienvenido a México’. A veces sales del noticiero con el corazón apachurrado porque ves cosas que a lo mejor si no las tuvieras que estar diciendo, no te enteras.
Lo que es muy importante es que, aunque estés leyendo un prompter, tengas idea de lo que estás diciendo, porque el prompter falla y debes saber, son principios del periodismo y tener un contexto porque si no lo tienes se nota inmediatamente.
   Todo esto que haces en la literatura y en la música ha sido opinión…
Sí. Cuando yo comencé a hacer radio y lo escuchaba, en las estaciones lo que hacían era ir a Nueva York y Los Ángeles a comprarse discos, hacían su propia curaduría y esa información que te daban era muchísimo. Hoy lo que hacemos es buscarlo en internet, entonces lo que siempre he buscado es darle un extra que ya no es sólo la información. Decir por qué estás dando ese contenido, esa información. Tú, editorial informada, porque si no viene al caso, no lo dices.
El principio del periodismo es objetividad, en lugares se vale dar las opiniones viscerales, pero en un noticiero es dar la información y ya, por ejemplo, cuando se murió Julio Scherer, recordábamos que daba pocos adjetivos, se metía más a reportajes de fondo pero nunca daba comentarios o críticas sin un sustento. Sí es importante tener claro que el periodista facilita la información, que es el principio. También hay espacio para dar opinión pero hay que saber diferenciarlo.

   ¿Se puede lograr la objetividad?
   Sí se puede, sobre todo ahora que puedes tener tu canal de YouTube en una tarde, la bronca es: si deseas estar en una cadena nacional, en términos económicos y tecnológicos es muchísimo, y para llegar a todos eso para que te escuchen en el microbús, en línea y demás es caro. Entonces, si quieres tener ese alcance debes alinearte, no estoy diciendo que nunca puedas hablar mal del gobierno, Jorge Fernández da editoriales muy duras, que muchas veces lo podrían comprometer con la estación, pero estoy segura que muchas veces se detiene porque está en una estación. Muchas veces las personas lo hacen por la libre, en un canal donde dar las editoriales duras, pero ahí depende de a dónde quieres llegar a costa de tu seguridad y a favor de la información.
Otra cosa también es la facilidad en la que puedes poner un tuit, cuando en México se empezó a hacer muy famoso Twitter veías comentarios desde la muerte de Cerati y cosas en las que nos dimos cuenta que no importa si tengas Twitter o un canal o lo que sea, porque necesitas un sustento de las fuentes, de la comprobación, entonces puedes abrir el hocico. Estos medios no son fuentes si no tienes la posibilidad de comprobarlo.
En radio no se gana mucho a menos de que seas una figura importante, son unas cosas por otras, si quieres ganar mucho pues te tienes que alinear a una empresa y ni pedo.
   ¿Eres  consciente del alcance que tienes y de la influencia que tiene lo que dices en otras personas?
   Ahorita llevo 12 años en Imagen, antes estuve en Radiópolis, en W, y también un tiempo en RadioMil; nunca he sido famosa. Pasa de pronto que me escriban cosas muy importantes. Por ejemplo una vez me escribieron “El día que murió mi papá, estaba yo en el hospital de madrugada escuchando tu programa, mi papá me volteó a ver y dijo ‘¡qué bonita música!’, y al día siguiente se murió” ¡Puta! Eso para mí lo es todo. ¡Quién te inventa algo así! Y si sí me lo inventó, muchas gracias a ese radioescucha. Siento que es un público más sensible, es de madrugada, es música y se crea una conversación. Otra muy bonita es que el otro día fui a la Naval en Félix Cuevas, y me pasó algo que nunca me había pasado, pero llegó un señor y me dijo “Yo la vi a usted recomendando un libro en Cadena 3” y el gerente de la Naval también me había visto, y luego llegó otro que también me había visto recomendando un libro. Pero lo grandioso de esta historia es que el gerente de la Naval es súper lector, y el otro día pasé a dejarles varios libros que ya había leído y me habían mandado, a la semana siguiente hice un pedido y cuando llegó el chavo me dio una botella de vino de parte del gerente de la Naval, y me agradeció porque de los libros que les llevé, varios ya los había leído. Eso para mí es súper gratificante, es encontrar una respuesta que no me esperaba, que de pronto haces un comentario al aire y alguien se identifica con él; por eso también me gusta el radio, porque conserva esa idea de compañía. En la televisión también me llega a pasar que alguien me ve y como sabe que estoy en Excélsior me cuenta qué pasa en su colonia, y a veces la gente piensa que como estás en la tele, tienes cierto poder que en realidad no existe, a lo mejor López-Dóriga lo tiene. No necesariamente tenemos esa licencia para resolver problemas. El hecho de salir a cuadro es un trabajo, no es un premio, necesitas una paga; y no te da la capacidad para mover cosas como muchos quisiéramos, para beneficio personal o del país.
Excélsior Tv es un canal muy nuevo, con apenas año y medio, por cable, pero siempre he pensado que uno tiene que hacer el programa como si estuvieras en CNN el día que se cayeron las Torres Gemelas, tienes que hacerlo con ese compromiso, compromiso que a veces se olvida porque no se es consciente de quiénes te escuchan o te ven, pero tienes que tener el respeto como si te estuviera viendo el mundo entero.
   ¿Siempre lees a los escritores antes de entrevistarlos?
Sí, cuando yo empecé a hacer entrevistas no empecé porque quisiera entrevistar a escritores, fue porque yo leí un libro que me gustó mucho y dije “me encantaría platicar con este escritor”, y tenía la facilidad por el medio, así empecé. Muy pronto me di cuenta que muchos escritores me decían “muchas gracias por leer el libro”, y cómo que muchas gracias, si yo estoy queriendo hacer una entrevista, lo mínimo que puedo hacer es leer el libro. Me acuerdo que una vez Nicolás Alvarado me presentó con un escritor y le dijo “ella es de las pocas que lee los libro”. Qué indignante es… y te juro por mi vida que lo he visto, en ruedas de prensa, al periodista con el libro todavía con el celofán puesto y pregunta de qué se trata el libro. Ha habido veces que no puedo leer el libro completo, pero hago todo lo posible para preparar una entrevista digna, pero es muy riesgoso. Decir que te leíste un libro sin haberlo leído es como decir que te cogiste a una vieja sin habértela cogido, en cualquier detalle se te puede ir la verdad y es muy vergonzoso. Yo hago un esfuerzo, si tengo dos horas me voy a un café y me siento a leer, y es trabajo. Es por respeto al autor, y porque si vas a tener un programa de libros es porque te gusta leer.
   ¿Preparas las entrevistas o improvisas?
   No, tengo mi cuadernito. Soy muy mala preguntadora, porque no hago preguntas muy concretas, a veces pasa que digo “En este libro la muerte es muy importante”, y si me encuentro con un entrevistado mamón, me puede decir que sí y ya. Lo que hago es que rayo el libro y me hago una guía muy genérica que se va deslizando por algún personaje en especial y esas cosas. Hay muchas entrevistas que fluyen increíblemente desde la primera pregunta y hay otras, incluso con gente que conozco, que no fluye. La peor entrevista de mi vida fue con mi exnovio, cuando todavía era mi novio, yo sabía todo del disco, y nos congelamos. Era Fobia, y se acababan de reunir después de muchos años, y les dije por… listilla, “ustedes ya tuvieron todas las viejas, la fama, la lana, ¿qué los motiva para juntarse?” y el güey me dijo “pues las viejas, la fama, la lana…”, y me chingó, porque le quise meter y me la voltearon. Al final me dijeron “no vuelvo a venir a entrevista contigo”. Ricardo Rocha daba un consejo, yo del entrevistado quiero saber lo principal, hay que informar para hacer una buena entrevista, pero no hay que saber todo, porque lo que yo quiero preguntar es lo que la gente también se estará preguntando. Hay que preparar un contexto para que el más sabio y el más ignorante puedan entender. Hay que saber contar el cuento sin revelar, enganchar. Hay que saber bajar el balón.

   ¿Escribes?
Sí. Antes escribía más, sin pudor que es como creo que se debe hacer. Pero mientras más leo y entrevisto autores, menos escribo, porque me da pudor. Escribí durante muchos años un blog en Dixo, que no está muy bien escrito, pero tiene dos o tres cosas buenas. Cuando empecé la maestría llevaba yo mis textos, había taller. Alguien que fue fundamental para mí fue Eduardo Casar porque yo escribía muy cursi, y de pronto era tan cursi que la gente se reía porque pensaban que yo era irónica. Después empecé a escribir crónicas y Casar se cagaba de risa, me decía “ahí está”, justamente a Pancho Hinojosa me lo dio a leer Casar, me dijo “lee a este güey porque tienes algo de humor, y eso es muy difícil, y empecé a escribir mucha más crónica de humor, que es lo que más me gusta. Escribí un libro que se llama Elefantes, arañas y demás cuestiones de vida o muerte con aforismos, textitos y pseudo poemas como proyecto final de la maestría. He escrito en varias revistas de música, con Los suicidas también escribí crónicas del tráfico, la pena de amor y eso. De pronto lo hago, pero le tengo tanto respeto a la literatura y al ritual que no lo he vuelto a hacer. Tendrá que salir algo, pero sí me da terror. Hace poco me pidieron un cuento y salió como el agua, lo disfruté mucho. Hay tres cosas bien complicadas en la literatura: el humor, el erotismo y el terror; cuando realmente conecta, me parece genial. Me gustaría retomar la escritura, pero creo que necesito más confianza.